El toro percibido

Encuentra el camino por lo que escucha; sigue la voz al origen y allí los sentidos se armonizan. Todas sus acciones son un presente manifiesto, como la sal en el agua o el color en el tinte. Certero, el ojo se percibe a sí mismo.

Hay un ruiseñor que canta entre las ramas;
Arde el sol, sopla la brisa, verdean los sauces
en la orilla.
He ahí al toro: no tiene dónde esconderse.
¿Qué artista dibujó esa testa espléndida, esos cuernos majestuosos?



tinta / papel
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