El regreso a lomos del toro

La lucha ha terminado; ya no importan triunfo ni fracaso. El hombre eleva la rústica melodía del leñador, canta los cantos de los niños. A horcajadas sobre el toro contempla las nubes. No volverá la cabeza por más que lo llamen; por más que quieran no podrán detenerlo.

El toro me lleva despacio rumbo a casa.
Suena dulce la flauta en la niebla vespertina.
Canta la voz, la mano marca el ritmo, el corazón exulta
En el conocimiento más allá de las palabras.



tinta / papel
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