Le gustaba morder los botones de la rosa
que lentamente florecían
yo lo sentía saciar
mis pétalos trozados en su boca
el agua de mis labios por su cuello
le gustaba pasar su lengua
y su éxtasis bañaba degollados corderos
cada vez que se aleja
montes sobre la mesa
ríos por donde vaga para no ver
mis dedos que son lámparas
en jardines oscuros arrastraba el misterio
y yugular me ofrecía hasta morir ardía
si ruta más hallar que la lengua mordida
de su templo toda la mañana colibrí
toda siniestra y errabunda
isla de cristal iba mi cuerpo
bañados por su luz yacían corderos
sobre la mesa montes ríos entre las sábanas
campanarios esmeros así volviera para volcarse nudo
y tramitar más lejosla empresa del regreso
dejaba su joya más preciada entre mis labios
por alabanza y gozo por anhelada gloria
entra tu lengua mi sueño entra mi bien
a mi vientre entra mi nudo de entraña
hasta volver a ser
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